miércoles, 6 de octubre de 2010

USOS MEDICINALES

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Cuando venía para las oficinas de está acoplando (ayer)  me para un tipo en la entrada a la escalera, en el hall, y me pregunta - ¿cuánto van?. El clásico chiste rioplatense que debería estar impreso en el reverso de cartón de cualquier caja de auriculares.
Hablamos de fútbol, claro, y cualquiera que lleve puestos unos sabe que en algún momento de su vida será víctima de la humorada casual, esa que nos hace (o debería) más pasables los días sobre la tierra.
Ok, los tiempos han cambiado mucho. Ya no es tan lógico imaginar al final de esos auriculares un aparato de radio que sintonice am y como lujo fm. No, ahora la muchachada tiene los mp3, o los celulares y pueden ir escuchando: el triángulo obtuso, dos gigas de La cumana, o un podcast de la BBC.
Los tiempos han cambiado sí, pero no tanto eh. Los hábitos del uruguayo con la radio y con el fútbol no son muy distintos a los de hace cinco, diez, treinta años. Y no es asunto de veteranos, alcanza con escuchar las llamadas al "colorado" Aulet" en la 30. Los hay de todos los colores.
Yo me considero un oyente más o menos normal. Me gusta enterarme qué pasa con Peñarol, algunas novedades del basketball, no más. Para hacerme de esa información solamente preciso unas pocas horas de radio semanales, sin embargo, escucho decenas y decenas  de horas extras de programas deportivos. ¿Para qué, por qué? Bueno, ahí va mi teoría:
El programa deportivo calma los nervios, el que sea, no importa hora, color, radio, ni siquiera lo que digan.
Por ejemplo, agarro y lo pongo a Baillo, al que dos por tres se le ocurre hacer que discute con el negro "pereira". ¿Y yo tengo algún interés en particular sobre el tema cuestión? Y claro que no, además es lógico que sea así salvo que...no, salvo que nada. ¿Me importa quién salga mejor de la discusión?(no, en realidad siempre voy por Baillo) Menos ¿Tengo idea de quién están hablando? Yo que sé, sí, no, puede ser, es exactamente lo mismo si se trata de un dirigente de la B, un juez, algún policia, el portero de AUF. El asunto es que por alguna extraña razón me entretiene, pero sobre todas las cosas me calma los nervios. No importa si Julio Ríos grita como si lo estuvieran quemando  vivo o si el impresentable de Gustavo Méndez intenta hablar en serio. No es real, como decían Los Beatles, y se ve que hay alguna cuestión vinculada al filtro de nuestras radios, que convierte esa onda radial en una especie de sobredosis de flores de bach que te deja precioso.
¿Alguien podría explicar cómo se hace para escuchar al Toto Da Silveira a las ocho de la mañana? Y bueno, es lo que yo digo, porque el toto tiene tremenda audiencia y no me van a venir a decir que solamente es por la pasión por el fútbol. No, hay algo más y ahí gana puntos mi teoría.
Es cierto, los hay los que están dispuestos a indignarse en vivo, los famosos hinchas rabiosos, yo me podría considerar uno de ellos, por lo rabioso de Peñarol, pero creo que estoy en el grupo de esos miles que ponen cualquier programa deportivo para sentir que nos inyectan heroína (supongo) y pensar que no, no fue tan malo el día.
La seguiría pero justo ahora, repiten el programa de Sonsol y quiero saber qué le contestó el "chiquito" Bertolini.

saludos,
federico

1 comentario :

  1. Bueno eso que decis en los estadios pasa tambien con los recitales. Antes en los temas lentos la gente prendia el encendedor para acompañar. Ahora lo hacen con los celulares jaja.
    Y en cuanto al mejor relator de habla hispana para mi es Victor Hugo Morales. No hay nada mas emocionante que la energia y la pasion que le pone en cada partido.
    Un abrazo

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